
Tu piel no necesita magia. Necesita nutrición real. Las cremas ayudan, pero lo que de verdad transforma tu piel empieza en tu plato: Colágeno natural: Caldo de huesos, huevos, pescado. Vitamina C: Guayaba, fresas, pimiento rojo. Grasas saludables + proteína: Aguacate, sardinas, aceite de oliva. Antioxidantes: Arándanos, té verde, granada. Aminoácidos: Huevos, legumbres, carne magra.
Estudios muestran que una dieta rica en antioxidantes, vitamina C y proteína mejora la elasticidad, hidratación y firmeza de la piel (Cosgrove et al., 2007; Pullar et al., 2017). Tu piel es un reflejo de lo que comes a diario. Lo que va dentro… se nota por fuera.