¿Por qué algunas personas parecen tener una disciplina inquebrantable mientras que otras luchan con la procrastinación?
La respuesta está en una parte de tu cerebro llamada corteza cingulada anterior media (ACC). Cada vez que haces algo que no te gusta o que no quieres hacer, esta área se fortalece.
Estudios científicos (como los realizados por la Universidad de California) han demostrado que las personas con mayor autocontrol y fuerza de voluntad tienen una ACC más activa. En cambio, quienes tienden a evitar desafíos o posponer tareas suelen tener esta área menos desarrollada.
Lo interesante es que puedes entrenar esta parte de tu cerebro, como un músculo. Cuanto más practicas hacer lo que no te gusta, pero que es beneficioso, más refuerzas tu disciplina.
La disciplina no es solo hacer lo que quieres. Es aprender a hacer lo que debes hacer, incluso cuando no tienes ganas. Es un músculo mental que se puede cultivar con práctica y perseverancia.
A veces creemos que la disciplina es un don de pocos, pero la realidad es que se entrena, se cultiva. Cada vez que te enfrentas a lo incómodo, estás construyendo esa fuerza de voluntad que marca la diferencia entre quedarte donde estás y lograr lo que realmente deseas.
¡Aunque, el camino hacia el cambio no siempre es fácil, cada paso en la dirección correcta fortalece nuestro poder interior!