Tu fuerza de voluntad para hacer dieta cada mañana con un desayuno ligero y sano, sigue con una ensalada para comer, pero no dura más allá de las seis de la tarde, cuando tu lado oscuro te posee y atacas el paquete de galletas de chocolate y la bolsa de papas frente a la televisión. Tus problemas con la báscula tienen solución: controlar tu apetito. Te compartimos a continuación algunas claves para dominar los atracones de comida y mantener el peso sin pasar hambre.
El centro que regula el hambre y la sensación de saciedad se encuentra en medio del hipotálamo. Mientras el apetito se mueve por percepciones como el aroma o el sabor, el hambre se activa por señales enviadas por el tracto digestivo. El grado de dilatación del estómago, el nivel de azúcar en la sangre y la insulina, tienen una influencia determinante en este proceso. El papel que juega la proteína leptina no está aún del todo claro. Cuando aparecen fluctuaciones o picos en los niveles de azúcar en sangre, aparece el ansia irrefrenable de comer.
